sábado, 1 de diciembre de 2012

Suazilandia sigue sufriendo problemas de salud

Recién llegada de Suazilandia y en el Día Mundial contra el Sida, me siento casi con la obligación de hablar de este pequeño país de poco más de 1 millón de habitantes que se encuentra en el sur del continente africano, entre Sudáfrica y Mozambique.

Se trata de un país completamente desconocido para muchos, lo cual nos puede parecer algo sin la menor importancia. Sin embargo, a nivel internacional resulta catastrófico ya que, en el mundo globalizado en el que vivimos, la falta de visibilidad da lugar a un aislamiento comercial y económico que afecta de manera directa en la calidad de vida de su población.  Pero el problema de Suazilandia es aun más complejo; considerado como un país de renta media (a pesar de que solo el 10% controla el 60% de la riqueza, de que la esperanza de vida es de 31 años, 13 años menos que hace una década, y de que dos terceras partes viven en la pobreza, la mayoría en zonas rurales) las ayudas que recibe por parte de las organizaciones internacionales es mucho menor en comparación con aquellos países considerados de renta baja. Esto es importante, ya que éste y otros países también considerados de renta media como India, Sudáfrica o Brasil, albergarán en los próximos años el mayor número de pobres en el mundo.

Volviendo a Suazilandia, si algo conocemos de él será probablemente por el alarmante aumento de infectados por VIH/Sida desde finales de los años noventa y principios del siguiente milenio, convirtiéndose en el país con la mayor tasa de infectados en el mundo. Esto fue debido en gran parte a la negativa de su gobierno en reconocer la existencia, dentro de sus fronteras, de la enfermedad, que impidió la llegada de ayuda internacional y por tanto, su rápido tratamiento.

Afortunadamente, y gracias a la presión internacional, a finales de los años 90, el país acabó reconociendo la enfermedad como “desastre nacional”, lo que facilitó la entrada de ayuda internacional y de ONGs trabajando en el sector. Hoy en día, y a pesar de haber alcanzado algunos logros sobre todo en relación a la transmisión de madres a hijos (el 98% de los niños nacidos de madres infectadas por el sida, dan negativo en el test, gracias a los antirretrovirales) sigue siendo el país con la tasa de infección más alta del mundo (el 26% de las personas entre 15 y 45 años tienen la enfermedad), matando a 10.000 adultos cada año y dejando, por consiguiente, un alto número de huérfanos.

Según nos indicaba el representante en el país del Fondo de Población de Naciones Unidas y representantes de la Family Planning Association of Swaziland, esto es debido a diversos factores. Por un lado, tal y como indicábamos más arriba, se debe al hecho de que las ayudas internacionales han disminuido, en parte por clasificar al país de "renta media" pero también debido a la crisis financiera que sufren los países donantes. Además Suazilandia se enfrenta a su propia crisis financiera ya que la principal fuente de ingresos, la Unión Aduanera de África Austral (SACU, por sus siglas en ingles) que suponían el 60% del presupuesto, ha visto reducida dicha cantidad de manera considerable. Ni hablar de impuestos, pues casi el 50% de la población está desempleada.

Este problema financiero repercute de manera indirecta en diferentes esferas. Existe por ejemplo un problema de carencia de personal sanitario cualificado, que emigra a otros países con el fin de conseguir mejores salarios. Otro caso concreto es el que me contaba un taxista a medida que pasábamos por una zona industrial. En esta zona están localizadas las principales fábricas textiles del país, las cuales emplean principalmente a mujeres. El salario mensual de estas mujeres es de 80 euros. Teniendo en cuenta que pagan por una vivienda 35 euros y que deben, con el resto, costearse el transporte y la manutención de sus hijos, la necesidad de sobrevivir les llevan a tener relaciones con varios hombres al mismo tiempo con el fin de obtener ayuda en dicha manutención. En este tipo de relaciones, me contaba el taxista, el uso de preservativos es impensable ya que dicho uso requiere un diálogo y una confianza solo existente en relaciones estables y abiertas. 

La falta de recursos económicos impide también el acceso de la población rural (70% del total) a muchos servicios sanitarios, concentrados sobre todo en las zonas urbanas. Solo proyectos como los de la Family Planning Association of Swaziland hacen posible que muchos servicios sean cubiertos, proveyendo de medicamentos contra el VIH/Sida, anticonceptivos y servicios de salud materna, así como actividades educativas sobre los derechos de salud sexual y reproductiva, altamente necesarios en un país donde las relaciones sexuales, la violencia sexual y la propagación del VIH/sida son especialmente importantes entre la población joven.

A nivel internacional, el enfoque va mas dirigido a la gobernanza, es decir, al asesoramiento y a la capacitación de líderes políticos con el fin de que sean ellos mismos, con las herramientas disponibles, los que pongan en marcha los servicios requeridos por la población. Esto parece lógico para nosotros, pero resulta incomprensible para una población que ha perdido en algún momento de su vida a un miembro de su familia debido a esta carencia de servicios.

Aunque importante y esencial, resulta difícil confiar solo en este tipo de cooperación si tenemos en cuenta el nivel de corrupción del país, que el rey de Suazilandia es una de las personas más ricas del mundo y que este mismo está casado con 13 mujeres diferentes, normalizando socialmente la existencia de relaciones extramatrimoniales, que tanto peligro suponen cuando el uso de preservativos está tan poco aceptado por la población masculina. Por ello, visto que no hay una sola causa del problema, tampoco debe haber una sola solución y dicha capacitación gubernamental debe ir acompañada de las ayudas internacionales necesarias para que el suministro de servicios sea una realidad tanto en la población urbana como en la rural. Un suministro que integre claramente servicios de prevención de VIH/Sida con servicios de Salud Sexual y Reproductiva con el fin de trabajar de manera eficiente, ahorrando tanto en personal como en infraestructuras pero con el objetivo de romper el estigma de la enfermedad a través de la educación y la información.

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