Mano de mono, ahumada |
Pero hablar de “el conflicto” de Sudán o de Sudán del
Sur es caer en un gran error, pues no hay un solo conflicto, sino tantos como etnias,
tribus y amenazas externas existen. Sudán del Sur es un país independiente
desde hace solamente 4 años, cuando se separó de Sudán. Lo que ahora se llama
Sudán, es la región arabo- musulmana (38 millones de habitantes) y el Sur,
ahora Sudán del Sur, la región “negro”- cristiana (11 millones de habitantes).
Pero tampoco se trata de una guerra de
religiones o de razas. Ésta es otra simplificación que obviaría otros
muchos factores igual de importantes.
Históricamente,
en la época de la esclavitud, la población del Norte (árabe) obtenía del Sur
los esclavos. Esto supuso una primera fuente de tensión e inestabilidad sobre
la ya compleja distribución demográfica del Sur, caracterizada por la presencia
de numerosas tribus que hablaban lenguas diferentes y profesaban religiones y
cultos diversos.
Más tarde,
durante la época de las colonias, ciudadanos británicos llegaron al país con
sus costumbres y maneras de gestionar el territorio. Tras la descolonización,
no es de extrañar que aquellos que tomaron el relevo (el norte), codiciaran ese poder para sí mismos con el fin
de obtener mayor control sobre los recursos y la población, y en consecuencia, sus
riquezas. Esto crea un conflicto no sólo entre el norte y el sur, sino también
dentro de mismo norte, pues sólo unos pocos “elefantes” controlan a la mayoría
subordinada. Pero esta es otra historia.
En 1962 estalló la primera guerra civil entre el Norte y el Sur, que duró diez años, hasta 1972. Luego, tras un periodo de relativa paz, el gobierno de Jartum (Norte) intentó imponer a todo el país la ley coránica (sharia), lo que hizo estallar la segunda guerra civil entre el Norte y el Sur en 1983.
Pronto llega la
revolución industrial, la necesidad de combustible y de materias primas, las
cuales abundan en esta zona de Africa. En 1978 se encuentran los primero
yacimientos de petróleo en la frontera
entre la zona musulmana y la cristiana, lo que hace incrementar aún más la
tensión entre ambas zonas agotando toda esperanza de paz.
Finalmente, tras
numerosos procesos de paz fracasados, la comunidad internacional consigue
presionar para que se lleve a cabo un acuerdo entre ambas partes y que en el
sur del país (el ahora Sudán del Sur) se pueda celebrar un referéndum con el
fin de lograr la independencia. Un 98.83% de la población vota en Sudán del Sur a
favor de dicha independencia, la cual es oficialmente declarada el 9 de julio
2011.
Dejemos atrás
Sudán, y enfoquémonos ahora únicamente en Sudán del Sur donde, hasta día de
hoy, la población sigue muriendo a causa de ataques armados, violaciones y
otras vulneraciones de los derechos humanos. Como decía, se habían encontrado
en la frontera entre Sudán y el ahora Sudán del Sur, importantes yacimientos de
petróleo. Con la independencia, se buscaba solucionar no sólo el histórico
conflicto entre ambas zonas, sino también crear un reparto equitativo de las
riquezas que generaba la exportación de petróleo. Ahora bien, aunque los campos
de petróleo quedan en su mayoría bajo control Sur Sudanés, los conductos para
su exportación, pasan todos por territorio Sudanés. Así que, de poco le sirven
a Sudán del Sur estos yacimientos si el petróleo no puede ser transportado al
exterior y vendido. Los deseados ingresos, no llegan a las arcas del país.
Niños jugando en el descanso del colegio |
También está el
problema de las guerrillas, creadas en momentos y con fines diferentes, como es
el caso de los Arrow Boys, que se
encuentran en el Estado de Western Equatoria, al sur del país. Se les conoce
por ser un grupo de jóvenes creado de manera espontánea que se organizaron para
defender a su población a nivel de local. Cuando el LRA- Lord’s Ressistance Army (grupo armado ugandés) comenzó a atacar
Sudán del Sur durante los años 2008-2011, el jefe militar de Sudán del Sur
ofreció apoyo armamentístico a los Arrow
Boys con el fin de frenar su avance. Una vez conseguido el objetivo, el
jefe militar sur sudanés se desentendió, pero había dejado atrás a muchos más
jóvenes armados y también descontentos por no haber recibido recompensa alguna.
Por último, está
el problema común a muchos países; un descontento general hacia un gobierno
corrupto e incompetente que gasta el 10% de su presupuesto en asuntos militares
y solo el 2,2% en salud o educación, sumiendo a la población en una pobreza
absoluta, y en muchos casos, a la hambruna.
Mujeres esperando a ser atendidas por el médico |
Como en otros
muchos países, poseer riquezas naturales no solo no es sinónimo de desarrollo,
sino que resulta ser incluso lo contrario, ya que supone el origen de luchas entre
aquellos que quieren beneficiarse de las ganancias de su exportación. Este beneficio
lo obtienen de los que, desde el exterior, están dispuestos a pagar lo que haga
falta por ellos y nosotros, nos guste o no, como consumidores, somos indirecta
o pasivamente responsables.