miércoles, 28 de marzo de 2012

Israel y los derechos humanos

El lunes pasado Israel anunció el cese de las relaciones con el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Por qué lo ha hecho, qué significa y cuáles son las repercusiones son los temas que intentaremos analizar aquí.

El pasado viernes finalizó el último periodo de sesiones del Consejo de Derechos, organismo de las Naciones Unidas creado en 2006, con representación de 47 países (13 de África, 13 de Asia, 8 de América Latina y el Caribe y 7 de Europa Occidental y otros grupos, y 6 de Europa oriental) y responsable de promover el respeto de todos los derechos humanos, de estudiar las violaciones graves y sistemáticas de los derechos humanos y hacer recomendaciones al respecto. Este período de sesiones duró cuatro semanas y dio como resultado la aprobación de cuarenta resoluciones, entre ellas aquella que daría luz verde a la creación de una misión de investigación internacional independiente sobre “los efectos de la colonias israelíes sobre los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales de los palestinos en territorio palestino ocupado, entre ellos, Jerusalén Este”.

Las fronteras entre Israel y Cisjordania están bien delimitadas, sin embargo, cuando uno va allí, o más fácil, observa sobre el mapa, se dará cuenta de que estas fronteras son más bien algo simbólico para los israelíes pues no contentos con el territorio que se les asignó tras la creación del Estado israelí en 1945 y que ampliaron años más tarde tras sucesivas guerras contra los países fronterizos, continuaron, año tras año, su expansión más allá, levantando lo que se conoce como “colonias”, es decir, pequeñas ciudades esparcidas por territorio palestino y perfectamente amuralladas. Estos asentamientos han sido condenados en numerosas ocasiones por el Consejo de Derechos Humanos.

El problema es que este Consejo no tiene ningún poder a la hora de hacer cumplir sus resoluciones y su puesta en marcha se basa más bien en la voluntad de los diferentes países, que se ven motivados más por una cuestión de imagen de cara al exterior y por el miedo a ver perjudicadas las relaciones diplomáticas que por una voluntad sincera de promover los derechos humanos dentro de su propio territorio. En muchos casos, los mecanismos a través de los cuales el Consejo investiga y denuncia la violación de los derechos humanos funcionan sobre todo cuando se trata de países débiles cuya sostenibilidad depende del apoyo del resto de los países. Sin embargo, Israel no necesita de dicho apoyo, por un lado, porque siempre tendrá el de Estados Unidos (el único que siempre vota en contra de cualquier resolución que denuncie la violación de los derechos humanos cometidos por parte de los israelíes) y por otro lado, porque siempre podrá recurrir al argumento antisemita que tanto le ha valido hasta el momento.

Lo que esto muestra es que, una vez más, el cumplimiento de los derechos humanos sigue dependiendo en gran medida de los intereses políticos y que los mecanismos creados para su respeto parecen estar destinados más bien para los países “débiles”, mientras que los más fuertes y “mejor relacionados” escapan de ellos. Esto demuestra igualmente que los derechos humanos y sus sistemas de protección, al estar creados en base a la voluntad de los países y al depender su respeto de los intereses políticos de las grandes potencias, resultan fácilmente susceptibles de ser violados por éstos, lo cual podría tener como peligrosa consecuencia la pérdida de credibilidad de estos mecanismos no solo ya por parte de las grandes potencias, sino de cualquier otro país.




English version:

On Monday, Israel announced the end of relations with the Human Rights Council of the United Nations. We will try to analyze here why he has done so, what does it means and what the implications are.


The last session of the Human Rights Council, a United Nations agency established in 2006, with representation from 47 countries (13 African, 13 from Asia, 8 from Latin America and the Caribbean and 7 Western European and other groups, and 6 from Eastern Europe), responsible for promoting the respect for all human rights, studying the gross and systematic violations of human rights and for making recommendations, ended last Friday. This session lasted four weeks and resulted in the approval of forty resolutions, including one that would give a green light to the creation of an independent international investigation mission on "the effects of Israeli settlements on civil, political, economic, social and cultural rights of Palestinians in the occupied Palestinian territory, including East Jerusalem. "


The borders between Israel and the West Bank are well defined, however, when you go there, or easier, look on the map, you will realize that these boundaries are rather a symbolic thing for the Israelis since not having enough with the territory they got upon the creation of the Israeli state in 1945 and expanded years later after successive wars with neighboring countries, they have continued, year after year, expanding beyond, raising what is known as "colonies", ie small towns scattered in the Palestinian territory and very well walled. These settlements have been repeatedly condemned by the Human Rights Council.


The problem is that this Council has no power when enforcing its resolutions and their implementation is based rather on the willingness of different countries, which are motivated more by a matter of image from the outside and for the fear of seeing their diplomatic relations affected rather than by a sincere desire to promote human rights within their own territory. In many cases, the mechanisms by which the Council investigates and denounces the violation of human rights work especially when it comes to “weak” countries whose sustainability depends on the support of other countries. However, Israel does not need such support, first, because they will always have the United States’ support and second, because they will always resort to the anti-semitic argument, which has worked so well until now.

What this shows is that, once again, the human rights enforcement still depends largely on political interests and that the mechanisms for its enforcement seem destined for “weak” countries, while the stronger and "better connected" countries escape from them. It also shows that human rights and their protection systems, being created from the willingness of the countries and depending their respect on the political interests of major powers, are easily susceptible of being violated by them. This could have dangerous consequences on the loss of credibility of these mechanisms, not only by the great powers, but of any other country.

1 comentario:

Planeta Humano dijo...

Es el doble rasero de toda la vida en las relaciones internacionales y en los diferentes Foros de Naciones Unidas..
Israel antes que dejar entrar a una misión diplomática para que investigue los asentamientos prefiere cortar cualquier relación... vamos que ya ni por el paripé de pertenecer o de dar imagen frente a la comunidad internacional..