Normalmente escribo sobre
temas que me entretienen o me preocupan. Normalmente, éstos están relacionados
con el lugar donde me encuentro, por la cantidad de novedades que llaman mi
atención.
Sin embargo, estando en
Sudan, lo que más me ha chocado después de varias semanas, ha sido la noticia
de que en mi Comunidad Autónoma, Andalucía, un partido de extrema derecha, ha
conseguido representación en el parlamento, con nada menos que 6 escaños.
Durante mi período laboral
en Bruselas, trabajando para una organización que promovía los derechos
sexuales y reproductivos entre parlamentarios de todos los rincones del mundo,
empecé a ser consciente de la presencia que la extrema derecha iba ganando en
diferentes países, pero sobre todo en Europa. Sin embargo, por aquel entonces,
aunque me preocupaba, lo veía como algo muy lejano. A veces pensaba incluso que
mi jefe estaba simplemente obsesionado con ellos, y por eso veía el panorama
tan negativo.
Han pasado más de tres años
desde que dejé aquella organización, y ya sin esa nube pesimista sobre mi
cabeza ni estudios de investigación al respecto, he observado los
acontecimientos del continente Europeo, de una manera más o menos pasiva. Hasta
que los hechos explotaron ayer frente a mí, llevándome a reflexionar sobre los
último años.
El Brexit (consecuencia,
entre otros, del rechazo a la inmigración), los gobiernos de extrema derecha en
países como Austria, Hungría o Italia (que ya tuvieron un gran peso “Nazi”
durante la IIGM), la presencia de éstos en los gobiernos de Polonia, Bélgica,
Francia, Dinamarca, Finlandia,… la normalización de comentarios racistas entre
Presidentes con gran impacto internacional como el de Estados Unidos, la vuelta de
los movimientos y diálogos nazis en Alemania,…
Todo esto, me trae a la
memoria unos de los libros que más he disfrutado, pero también entristecido, “El
mundo de ayer”, de Stefan Zweig. Recuerdo especialmente las páginas que describían el ambiente
antes de que estallara la guerra, en el que mucha gente no tomaba en serio la
amenaza que acechaba el continente, y los comentarios xenófobos eran tomados
casi como burla.
Ahora, en un mundo en el que
hay tanta comunicación, tanto acceso a la información, cualquiera podría pensar
que pasar por algo parecido sería impensable, sin embargo, los hechos
mencionados arriba, demuestran una vez más que la raza humana no es de las más
inteligentes, y que bajo excusas insostenibles, faltas de razonamiento lógico,
somos capaces de exponernos a hechos como los ya sufridos y con consecuencias desastrosas. Quizás
porque tomamos decisiones a la ligera, sin pensar en el impacto que nuestro
vocabulario y nuestras acciones en las urnas, pueden tener en la sociedad y en
el medio-largo plazo.
He trabajado en países en
guerra, donde esta forma de acción es común. Pero en estos países, el acceso a
la información y a la educación es inversamente proporcional al acceso a las
armas.
No somos una raza superior,
ni más inteligente que aquellos que vienen de los continentes que nos rodean, y
estos resultados lo demuestran.
Como leí en un artículo
publicado hoy en The Guardian, “No tememos a Amanecer Dorado (movimiento de
extrema derecha), solo tenemos que educarlos”. Espero que la energía y la gente
para hacerlo, sea lo suficientemente fuerte.
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I usually write about topics that entertain me or worry me. Normally, these are related to the place where I am, due to the amount of news that catches my attention.
However, being in Sudan, what has most struck me after several weeks, has been the news that in my Autonomous Community, Andalusia, a far-right party, has achieved representation in parliament, with no less than 6 seats .
During my working period in Brussels, working for an organization that promoted sexual and reproductive rights among parliamentarians from all corners of the world, I began to be aware of the presence that the extreme right movement was winning in different countries, but especially in Europe. However, back then, although I was worried, I saw it as something very far away. Sometimes I even thought that my boss was just obsessed with them, and that that was why he saw the picture so negative.
It has been more than three years since I left that organization, and without that pessimistic cloud on my head or access to research studies on the matter, I have observed the events of the European continent, in a more or less passive way, until the facts exploded yesterday in front of me, leading me to reflect on the last years.
The Brexit (as consequence, among others, of the rejection to the immigration), the governments of extreme right in countries like Austria, Hungary or Italy (that already had a great "Nazi" weight during the IIGM), the presence of these in the governments from Poland, Belgium, France, Denmark, Finland, ... the normalization of racist comments between Presidents with great international impact such as the United States, the return of Nazi movements and dialogue in Germany,...
All this brings to my mind one of the books that I have enjoyed the most, but that also saddened me, "The world of yesterday", by Stefan Zweig. I remember especially the pages that described the environment before the war broke out, in which many people did not take seriously the threat over the continent, and the xenophobic comments were taken almost as a joke.
Now, in a world where there is so much communication, so much access to information, anyone could think that going through something similar would be unthinkable, however, the facts mentioned above show once again that the human race is not the most intelligent one, and that under unsustainable excuses, lacking logical reasoning, we are able to expose ourselves to facts like those already suffered and with disastrous consequences. Perhaps because we make decisions lightly, without thinking about the impact that our vocabulary and our actions at the polls can have on society and in the medium-long term.
I have worked in countries at war, where this form of action is common. But in these countries, access to information and education is inversely proportional to access to weapons. We are not a superior race, nor more intelligent than those that come from the continents that surround us, and these results prove it.
As I read in an article published today in The Guardian, "We do not fear Golden Dawn (extreme right movement); we just have to educate them." I hope the energy and the people to do so, are strong enough.
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