Calais, un pequeño pueblo de 75.000
habitantes situado en el norte de Francia, está acostumbrado a la inmigración.
Al ser la principal puerta de salida para aquellos que se dirigen a Reino Unido,
ha visto pasar por sus calles muchos tipos de nacionalidades diferentes según
el momento histórico, pero nunca ha conocido una situación tan
grave como la actual.
Entre 1.500 y 2.000 personas,
dependiendo de con quién se hable, se encuentran
sobreviviendo como pueden en los espacios vacíos de este pueblo. Provienen de distintos países, principalmente de Sudán, Eritrea y Afganistán, pero todos comparten el objetivo
de cruzar en algún momento los 30 kms que le separan de su destino final,
Reino Unido. Esta distancia es una insignificancia para aquellos que han
recorrido miles de kilómetros en el entorno más hostil que uno se pueda
imaginar, sin embargo, el continuo endurecimiento de los dispositivos de
seguridad del lado francés, con amplia financiación británica, hacen cada vez más
difícil su paso.
Squat sudanés. |
Otro asunto no menos importante
es el modo en que son vistos por parte de la sociedad. Existe una tendencia a
tratarlos como un grupo al que se denomina comúnmente, los “sin papeles”, lo
cual va, en el inconsciente de muchos, ligado a la idea de delincuencia y por
tanto, de rechazo. Esto está lejos de una realidad que se comprende solo cuando
pasamos de la generalización a la aproximación individual y humana.
Desgraciadamente, ante la ignorancia y la pasividad, siempre resulta más fácil recurrir
a la primera.
La generalización es también
peligrosa porque al hacerlo se asume erróneamente que las circunstancias que
les llevaron a emigrar pueden medirse con el mismo rasero, y caemos de nuevo en
el error de anular la realidad individual de estas personas, al mismo
tiempo que anulamos la motivación que lleva a cada uno de ellos a sacrificar a
veces incluso la vida, para conseguir un único objetivo: encontrar un trabajo
que les permita vivir de manera digna y ayudar a la familia (los que aún la
tienen) que dejaron atrás.
Estos son solo un par de ejemplos
de personas que tuvieron que huir de sus países. Detrás de cada uno hay una
historia, una vida, una familia, una guerra, que nada tiene que ver con la del
otro:
No hay comentarios:
Publicar un comentario