lunes, 28 de septiembre de 2009

Las No- revoluciones del siglo XXI

No quería escribir sobre este asunto hasta que no estuviera mejor documentada, pero vista la falta de bibliografía actualizada he decidido tomar parte en el asunto y argumentar mis propias teorías para abrir, al menos, el debate.

Llevo tiempo preguntándome por qué, hoy en día, no hay revoluciones. A principios del siglo XX se dieron muchas de ellas, en Irán, Rusia, China, Rumania... y otras tantas en países latinoamericanos. Sin embargo, actualmente, cuando las desigualdades sociales son tan grandes o incluso peores que las de años atrás, me sorprende la pasividad de la gente ante ellas.

Mi inquietud se acrecentó con el caso reciente de las elecciones en Irán en las que pudimos presenciar el descontento de muchos iraníes ante unas elecciones manipuladas. Mucha gente salió a la calle y a medida que pasaban los días, eran cada vez más, sin embargo, de la noche a la mañana, en parte por que dejó de ser noticia (algo muy cierto que se mencionó en una conferencia que ofreció Amin Maalouf en la Casa Árabe fué la caducidad de las noticias, que cada vez es más corta) y en parte debido a la gran represión del país, los iraníes volvían a sus casas (o a la cárcel) desesperanzados ante cualquier posibilidad de cambio.

Y mi pregunta de nuevo es ¿por qué no se llegó más allá? No quiero que parezca, al plantear esta pregunta, que las defiendo, pues como bien sabemos, también han hecho mucho daño y matado a mucha gente. Quizás solo me atrae el lado romántico de éstas en cuanto que demuestran la viveza de una sociedad dispuesta a luchar por sus ideales y/o por sus derechos.

Entre las respuestas que he podido encontrar tras darle muchas vueltas está la que se apoya en los medios de comunicación y el exceso de información. Por otro lado, y relacionada de manera directa, la carencia de una base ideológica. Tenemos tal bombardeo de información que el caos intelectual es absoluto y ya no alcanzamos a jerarquizarla, clasificarla y categorizarla. Pensemos en las décadas a comienzo del siglo pasado hacia atrás, cuando cada cual se especializaba en una temática concreta y profundizaba sobre ella, sin las distracciones de otras noticias que desviaran su atención. Cada cual era un experto en su materia y sobre esa base nacieron grandes pensadores y también verdaderos estrategas de las revoluciones que argumentaban sus movimientos con una ideología trabajada durante años. Hoy en día no existen tales ideologías; la última fue el comunismo, que cayó con el muro de Berlín (aunque aún queden algunas coletillas de aquello ejemplificado en Cuba) y difícilmente podrán volver a darse, por los motivos que acabo de mencionar.

Por otro lado recurro a la teoría-explicación de la democracia; no se dan revoluciones gracias a la existencia de un sistema democrático al que casi todos los países tienen acceso hoy en día. Los ciudadanos tienen en sus manos un proceso de votación al que recurren para derrocar al poder que les disgusta y apoyar al que defienden. Este argumento parece bastante lógico en efecto, sobre todo si volvemos a mirar 100 años atrás y vemos que los países democráticos eran entonces minoría. Sin embargo, no aclara la falta de movilización por parte de los ciudadanos pues, aunque bien es cierto que existe este sistema para derrocar un poder, también es verdad que muchos países han hecho un uso de él de forma corrupta, de manera que los ciudadanos creen engañados que la decisión final esta en sus manos cuando en realidad lo que ocurre es que sigue estando en manos de un dictador que cambia las leyes para perpetuarlo. Y si la reacción de los ciudadanos no es la deseada, pronto se verán calles dominadas por un ejército dispuesto a todo.

En definitiva parece que la sociedad en general está más homogeneizada y recubierta por una capa de conformismo, desilusión y indiferencia pasiva, que está alimentada además por un sistema capitalista, el cual, llenándonos la vida cada día de necesidades innecesarias, dejan poco lugar a la reflexión y a la movilización.

1 comentario:

Planeta Humano dijo...

Por naturaleza las revoluciones no están bien vistas por el poder y el sistema establecido, da igual de que signo sea y del color de sus ideas.
A diario se producen pequeñas transformaciones individuales y sociales ;en realidad no dejan de sucederse y podrían ser el caldo de cultivo de cambios sociales mayores.. acaso revoluciones; pero a diario también el sistema establecido con sus enormes e invisibles tentáculos, el poder económico, el político, el policial y militar, el informativo, el judicial …se encargan de sofocarlos.
Conatos de cambio en China y en su plaza de Tiananmen en 1989; en el Tíbet por la negación de su país con vistas a los juegos olímpicos de Pekín; en Honduras hoy por la derogación de la democracia; en Palestina, tantos años ya, por la indulgencia general concedida al estado de Israel o en el Sáhara por el olvido de la promesa de la comunidad internacional a la celebración de unas consultas prometidas; en Cuba en forma de balseros por la falta de libertades de los ciudadanos, en Irán y en Argelia por la falta de transparencia en las urnas..
De la misma manera en los países africanos en forma de emigrantes por un comercio y unas leyes internacionales más justas.. o en las países democráticos europeos por la falta de participación del ciudadano en la vida política ( sin ir mas lejos las radios sociales en el Parlamento Europeo por el litigio con el gobierno y nuestro derecho a emitir! )
Son muchos los conatos de cambio que sofocar y sin embargo el poder es tán poderoso que nos parece que siempre lo consigue!
Pedro!Apasionante el tema!